Persecuciones contra la Iglesia en septiembre
- Victor Manuel Garcia

- 11 oct
- 2 Min. de lectura

Dolor, valentía y urgencia
En septiembre vimos cómo en distintos lugares del mundo la Iglesia cristiana volvió a pagar el precio de la fe. Se escucharon disparos, detenciones forzadas y asesinatos. Crímenes brutales que nos recuerdan que creer en Cristo no es vida fácil, sino batalla constante.
1. La realidad trágica: ejemplos recientes
En la República Democrática del Congo, más de 100 cristianos fueron asesinados en un ataque durante un funeral en aldeas como Ntoyo y Potodu. Puertas Abiertas
En Francia, jóvenes cristianos manifestaron en París denunciando la persecución mundial de la fe, tras el asesinato de Ashur Sarnaya, un cristiano iraquí, apuñalado en Lyon. Iglesia Noticias
En Turquía, se registró un tiroteo en la iglesia de Santa María en Estambul, atribuido al Estado Islámico, que dejó al menos un muerto. Wikipedia
En China, informes apuntan a la detención de un pastor de una iglesia clandestina, como parte de una política de control religioso estricto. Yahoo Noticias
En el ámbito católico, el Papa León XIV afirmó que la persecución cristiana ha aumentado en varias zonas del mundo. SWI swissinfo.ch+1
2. Claves para entender
a) No es algo lejano — también nos toca
La persecución no es solo cosa de regiones remotas o de épocas antiguas. Lo vivimos en carne propia: cristianos marginados en países que parecían “seguros”, templos atacados, voces silenciadas. Lo que sucede “allá” empieza a sentirse “aquí”.
b) Intolerancia disfrazada de neutralidad
Muchos regímenes que presumen laicismo exaltan “neutralidad religiosa”, pero aplican leyes que favorecen ciertos credos o prohíben la evangelización. Es el modo suave de persecución: no con balas, sino con leyes que reprimen la fe.
c) El valor del testimonio
Los cristianos perseguidos tienen algo que muchos “cristianos cómodos” no tienen: un testimonio fuerte. Su fe se prueba cuando hay sacrificio. Su fidelidad habla más que mil sermones.
d) La indiferencia general
Parte de la persecución es el silencio del mundo. Cuando las noticias no llegan, el dolor pasa desapercibido y las vidas no cuentan. Eso también es parte de la agresión: el olvido, la invisibilidad.
3. Reflexión bíblica y llamado para nosotros
Jesús lo advirtió: “En el mundo tendrán aflicciones” (Juan 16:33). No estamos sorprendidos, pero sí llamados a estar alerta.
Orar sin cesar: La persecución necesita más oración que estrategias humanas. Orar por los perseguidos, por los responsables, por la conversión de los corazones.
No callar: Si tu fe es parte de tu vida, debes alzar la voz. Denunciar, compartir, educar. Que tu silencio no sea un cómplice de la opresión.
Solidaridad práctica: Ayudar con recursos, visibilidad o incluso acompañamiento a quienes corren peligro.
Mantener la esperanza: Las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia (Mateo 16:18). Aunque sangre, aunque caiga, la Iglesia resiste con Cristo.
Recordemos, la Iglesia nación de un costado de Cristo, agua y sangre, representando con ello el camino de la Iglesia, agua, evangelio, sangre, sacrificio. Ambas van juntas. Donde se derrama sangre, el evangelio crece. La sangre fertiliza la tierra, el agua prospera la germinación. No hay crecimiento... sin agua y sangre.
Dios te bendiga y te guarde




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