Metafísica y Cristianismo: ¿la misma Fe?
- Victor Manuel Garcia
- 6 may
- 3 Min. de lectura

¿Qué es la Metafísica?
La metafísica, en términos generales, es una rama de la filosofía que estudia lo que está “más allá” de lo físico: la existencia, la realidad, el ser, la causa primera y los principios invisibles que gobiernan el universo. No es religión, sino una forma de pensar el mundo, aunque algunas corrientes metafísicas se han convertido en doctrinas espirituales o movimientos seudo religiosos.
Una forma moderna popular es la llamada “Metafísica espiritual” o “Metafísica Nueva Era”, promovida por autores como Conny Méndez. Esta mezcla pensamientos filosóficos, orientales, esotéricos y pseudocientíficos con un lenguaje religioso, y muchas veces toma prestadas palabras del cristianismo.
¿Cómo se Confunde con la Fe Cristiana?
Muchas personas, incluso dentro de círculos religiosos, han confundido la metafísica con el cristianismo bíblico debido a ciertas apariencias de similitud. Aquí algunas de las confusiones más comunes:
1. Uso del nombre de Dios
La metafísica habla de “dios” como una energía universal, impersonal, fuente de bien, sin definirlo como el Dios personal, trino y revelado en la Biblia. Este “dios” metafísico puede ser interpretado como el “yo superior”, la mente universal o incluso como parte del ser humano.
Contraste bíblico:
“Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24)
2. El poder del pensamiento positivo
En la metafísica se enseña que el pensamiento tiene poder creativo, y que con afirmaciones (“decretos”) puedes cambiar tu realidad. Se promueve el “yo declaro”, “yo soy”, “yo decreto”, como si el ser humano tuviera autoridad cósmica para alterar el universo. Es fe en "el poder de la mente".
Contraste bíblico:
En la fe cristiana, la oración y la confianza están en la soberanía de Dios, no en el poder mental del creyente. “Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.” (Proverbios 3:5)
3. La confusión entre fe y autosugestión
Muchos piensan que tener fe es repetir frases con convicción hasta que se hagan realidad. Pero eso es autosugestión psicológica, no fe cristiana. La fe bíblica no nace del deseo humano sino de la Palabra de Dios y de una relación con Él.
Contraste bíblico:
“La fe viene del oír, y el oír por la palabra de Cristo.” (Romanos 10:17)
4. La “divinidad interior”
La metafísica enseña que el ser humano es divino por naturaleza, que debe descubrir el “Cristo interno” o “yo superior”. Afirmaciones como “Yo Soy” se aplican al individuo, tomando frases atribuidas a Dios.
Contraste bíblico:
El hombre no es Dios ni tiene divinidad en sí. La Biblia enseña que somos criaturas necesitadas de redención. “Porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23)
¿Por qué resulta atractiva?
La metafísica ofrece una espiritualidad sin arrepentimiento ni cruz, sin obediencia a Dios, sin necesidad de reconocer el pecado. Es una “fe” centrada en el yo, el bienestar, el éxito y la autosuperación. Por eso muchas personas, incluso creyentes, pueden sentirse atraídas.
Pero la fe cristiana verdadera no gira en torno a lo que el hombre quiere conseguir, sino en lo que Dios quiere transformar en nosotros, aunque eso implique dolor, prueba o negación del yo.
El verdadero Evangelio no es metafísico
El cristianismo bíblico afirma que la salvación viene por gracia, mediante la fe en Jesucristo como Señor y Salvador, no por decretos, visualizaciones o pensamientos positivos.
“Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios.” (Efesios 2:8)
La metafísica promueve una fe centrada en el yo, mientras que el cristianismo llama a negarse a uno mismo:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.” (Lucas 9:23)
Conclusión
La metafísica puede parecer espiritual, pero no es cristiana. Su raíz es filosófica y esotérica, no bíblica. Aunque use términos como “Dios”, “Cristo” o “fe”, los redefine. El cristianismo auténtico se basa en la revelación de Dios en Cristo, no en fórmulas mentales ni poderes ocultos del alma humana.
Discernir esta diferencia es esencial para una fe pura, centrada en Cristo y en la verdad de la Palabra.
Víctor M García
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