La Biblia Sinopsis 3 LEVÍTICO
- Victor Manuel Garcia

- 6 may
- 2 Min. de lectura

Autor: Moisés Fecha de redacción: Alrededor del año 1445 a.C. Lugar: Monte Sinaí
Propósito del libro:
Levítico fue escrito para enseñar al pueblo de Israel cómo vivir en comunión con un Dios santo. Presenta las instrucciones dadas por Dios sobre el culto, los sacrificios, el sacerdocio, la pureza moral y ritual, y el Día de la Expiación. El objetivo era formar un pueblo consagrado que pudiera vivir cerca de la presencia divina.
Resumen general:
Levítico es el tercer libro del Pentateuco y continúa la historia inmediatamente después de la construcción del Tabernáculo en Éxodo. En lugar de avanzar en una narrativa histórica, Levítico ofrece un conjunto de leyes y ordenanzas que regulan la vida espiritual, moral y ceremonial de Israel.
Se estructura principalmente en tres partes:
Leyes de los sacrificios (cap. 1–7): Explican cómo ofrecer holocaustos, ofrendas de cereal, sacrificios de paz, de expiación y de culpa.
Consagración del sacerdocio (cap. 8–10): Describe la ordenación de Aarón y sus hijos como sacerdotes.
Ley de la pureza (cap. 11–15): Instrucciones sobre lo puro e impuro (alimentos, enfermedades, contacto con cadáveres, etc.).
El Día de la Expiación (cap. 16): El momento central del libro. Una vez al año, el sumo sacerdote hacía expiación por todo el pueblo.
Leyes de santidad (cap. 17–27): Normas morales y espirituales para vivir en rectitud delante de Dios, incluyendo fiestas solemnes, el Jubileo, y la separación de las prácticas paganas.
Enseñanza principal:
La enseñanza clave de Levítico es que Dios es santo, y su pueblo también debe serlo. No basta con tener una relación con Él: esa relación exige reverencia, obediencia, limpieza y un estilo de vida que refleje su santidad. La expiación por el pecado requiere derramamiento de sangre; por tanto, el acceso a Dios es costoso y debe seguir el camino que Él ha establecido.
CRISTO en Levítico:
El libro está lleno de imágenes y figuras de Jesucristo:
Todos los sacrificios apuntan a Cristo como la ofrenda completa y perfecta por el pecado (Hebreos 10:1-14). Él es el Cordero sin defecto, ofrecido una vez para siempre.
El sumo sacerdote es figura de Cristo como nuestro intercesor delante del Padre (Hebreos 4:14-16).
El Día de la Expiación (Levítico 16) prefigura su obra en la cruz: un sacrificio por el pecado y otro para llevarlo fuera del campamento, como Jesús fue llevado fuera de Jerusalén (Hebreos 13:11-12).
La sangre rociada en el altar y en el Lugar Santísimo representa la sangre de Cristo que nos limpia de todo pecado (1 Pedro 1:18-19).
La santidad del pueblo encuentra su cumplimiento en la vida nueva del creyente, quien ha sido santificado por el Espíritu a través del sacrificio de Cristo (1 Tesalonicenses 4:7-8).
Aplicación para hoy:
Aunque muchas de las leyes levíticas eran específicas para Israel bajo el Antiguo Pacto, los principios espirituales siguen siendo relevantes: Dios no ha cambiado, y aún busca un pueblo santo. Cristo es la provisión definitiva para acercarnos a Dios, no por obras ni rituales, sino por gracia mediante la fe. Levítico nos llama a vivir con reverencia, gratitud y obediencia, sabiendo que fuimos comprados a precio de sangre.
La Biblia




Comentarios