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El Posmodernismo

Actualizado: 4 jun

Y SU INFLUENCIA EN LA IGLESIA:

UN CAMINO A LA APOSTASÍA

Relativismo
Relativismo

En las últimas décadas, la filosofía posmoderna ha influido profundamente en las sociedades occidentales, y lamentablemente, también ha encontrado eco dentro de la Iglesia. El posmodernismo se caracteriza por rechazar las verdades absolutas, cuestionar las estructuras establecidas y valorar la experiencia personal sobre la verdad objetiva. Esta perspectiva ha abierto la puerta a una apostasía creciente, desviando a muchos del evangelio puro de Jesucristo.


¿Qué es el posmodernismo?


El posmodernismo es un movimiento filosófico y cultural que surgió a mediados del siglo XX como una reacción contra el modernismo y su énfasis en la razón y el progreso. Su lema implícito es: “No existen verdades universales; todo es relativo.” Bajo esta cosmovisión:

  • Cada persona puede definir su propia verdad.

  • Se desconfía de las autoridades tradicionales, incluida la autoridad de la Biblia.

  • Se valora más la experiencia personal que la enseñanza doctrinal.

  • La moralidad se redefine según contextos subjetivos, no principios inmutables.


Impacto en la Iglesia


La Iglesia, llamada a ser “columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15), enfrenta un desafío enorme: el posmodernismo se infiltra en la predicación, la adoración y la vida cristiana diaria. Estas son algunas manifestaciones:

  • Relativización de la verdad bíblica. Muchos cristianos posmodernos creen que los principios bíblicos pueden adaptarse a las preferencias culturales. Se afirma que “mi verdad” es tan válida como “tu verdad”, aun cuando contradigan la Palabra de Dios. Esto erosiona la autoridad bíblica y conduce a interpretaciones subjetivas que justifican el pecado.

  • Énfasis en la experiencia sobre la doctrina. Se prefiere la emoción, la música o la atmósfera a la sana enseñanza. Las predicaciones se centran en el bienestar personal más que en la obediencia a Cristo y la negación del yo.

  • Inclusividad sin discernimiento. El amor y la aceptación se convierten en excusas para tolerar prácticas y doctrinas contrarias a la fe. Se omite la llamada al arrepentimiento, y la disciplina eclesial se ve como “intolerancia.”

  • Negación de absolutos morales. La moralidad se basa en sentimientos o en la cultura, no en los mandatos divinos. Esto abre la puerta a aceptar el pecado como parte de la identidad humana que debe “ser aceptada”, no transformada.


Camino a la apostasía


La apostasía es el abandono deliberado de la fe bíblica. El posmodernismo facilita este proceso al minar las convicciones fundamentales. Como resultado:

  • Se tolera el error doctrinal.

  • Se niega la exclusividad de Cristo como único Salvador (Juan 14:6).

  • Se trivializa el pecado y la necesidad de la cruz.


La apostasía no surge de la noche a la mañana. Es el resultado de pequeñas concesiones que, poco a poco, desvían a la Iglesia de la Verdad.


Llamado a la fidelidad

Ante este panorama, la Iglesia debe volver a la Palabra inmutable de Dios. El apóstol Pablo advirtió:

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina… y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4).

Hoy más que nunca, los cristianos deben:


  • Someterse a la autoridad de la Biblia como la única regla de fe y práctica.

  • Ser vigilantes y discernir toda enseñanza a la luz de las Escrituras.

  • Predicar el evangelio completo: la gracia de Dios, el arrepentimiento y la obediencia a Cristo.


La Verdad no cambia. Cristo es “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). La Iglesia debe afirmar su compromiso con esta Verdad eterna, sin temor a la cultura posmoderna que la rechaza.



Víctor Manuel García

Sembradores de La buena Semilla




 
 
 

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