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El cristianismo en Siria

Entre la historia sagrada y la persecución actual.



En 2025, Siria vive uno de los momentos más complejos desde que inició su guerra civil en 2011. Tras la caída del régimen de Bashar al Asad en diciembre de 2024, el país se encuentra en un proceso de transición liderado por el nuevo presidente interino, Ahmed al Sharaa.


Sin embargo, lejos de traer estabilidad, el cambio ha generado una nueva ola de violencia sectaria, represalias políticas y persecuciones religiosas. Los cristianos, en particular, se ven atrapados entre las esperanzas de una reconstrucción inclusiva y los fantasmas de una marginación renovada.


Persecución contemporánea: los cristianos en la mira


Los cristianos en Siria constituyen alrededor del 16% de la población. La mayoría pertenece a la Iglesia Ortodoxa de Antioquía, seguida por las comunidades católicas orientales (especialmente los melquitas) y un pequeño segmento protestante. Aunque su presencia se remonta a los primeros siglos del cristianismo, su situación actual es extremadamente frágil. Desde inicios de 2025, han aumentado los reportes de acoso, amenazas, profanaciones de templos y discriminación laboral contra cristianos.


En zonas como Homs, Alepo y la campiña de Latakia, se han registrado ataques dirigidos contra líderes religiosos, mujeres cristianas y centros de culto. El vacío de poder ha facilitado la acción de grupos extremistas, que ven a los cristianos como herederos del antiguo orden o como "infieles".


Líderes comunitarios denuncian también que en algunas escuelas se han eliminado referencias a la historia cristiana siria, sustituyéndolas por versiones ideológicas influenciadas por sectores conservadores del islam. Las restricciones en el empleo público, la presión para renunciar a su fe y la exclusión de los procesos de transición son formas de discriminación menos visibles, pero igualmente destructivas.


A esto se suma la crisis humanitaria y emocional de un país traumatizado: sin acceso suficiente a servicios de salud mental, miles de cristianos sirios conviven con las secuelas del terror, el desplazamiento y la pérdida de seres queridos. Raíces profundas: la historia del cristianismo en Siria


Los primeros cristianos


El cristianismo llegó a Siria muy temprano, en el siglo I. La ciudad de Antioquía (hoy en Turquía, pero entonces parte de la Siria romana) fue uno de los centros más importantes de la Iglesia primitiva. Allí, según Hechos 11:26, los discípulos fueron llamados "cristianos" por primera vez.


Antioquía se convirtió en sede apostólica, lugar de misiones y de profundos debates teológicos. Entre los siglos II y IV, Siria se consolidó como un crisol de tradiciones cristianas orientales. Surgió la famosa Escuela de Antioquía, cuyo enfoque literal e histórico de la Escritura influyó notablemente en figuras como Teodoro de Mopsuestia y Diodoro de Tarso, quienes serían luego considerados precursores del nestorianismo.


El nestorianismo


El nestorianismo, atribuido a Nestorio, Patriarca de Constantinopla, enseñaba que en Cristo coexistían dos naturalezas separadas: divina y humana. Esta doctrina fue condenada en el Concilio de Éfeso (431 d.C.), y sus seguidores fueron perseguidos. Muchos se refugiaron en Siria oriental y Persia, donde formaron la Iglesia del Oriente, también conocida como Iglesia Nestoriana.


Siria, así, se convirtió en núcleo de una corriente cristiana que se expandió incluso hasta la India y China. Durante el dominio musulmán desde el siglo VII, los cristianos fueron reconocidos como "dhimmíes", personas protegidas, pero con restricciones. Aunque conservaron su fe y tradiciones, fueron gradualmente marginados.


En la Edad Media surgieron diversas ramas:


la Iglesia Ortodoxa Siria (también llamada Jacobita), la Iglesia Siria Católica y la Iglesia Asiria del Oriente, heredera del nestorianismo. Ya en el siglo XX, bajo regímenes nacionalistas, los cristianos vivieron cierta estabilidad. Pero desde 2011, con la guerra civil, miles de ellos han emigrado por causa de la violencia, el extremismo religioso y el colapso económico.


Hoy,


en medio de la transición política, sobreviven aferrados a su fe y a la esperanza de reconstruir Siria desde los cimientos de la paz y el respeto mutuo. Conclusión: una fe arraigada que resiste La historia del cristianismo en Siria es una historia de fidelidad en medio de las pruebas. Desde los días apostólicos hasta el presente, los cristianos sirios han resistido invasiones, persecuciones y herejías, conservando una tradición viva, rica y profundamente enraizada en el Evangelio.


Hoy, su supervivencia no es solo un acto de resistencia, sino un testimonio silencioso de la esperanza que no se apaga. "No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no desmayamos" (Gálatas 6:9).


El enlace del cristianismo en Siria, desde Antioquía, 2a ciudad sede, hasta la actualidad, marca la columna vertebral del Camino de "agua y sangre" (Evangelio y sacrificio) de la Historia de la Iglesia, hasta hoy.


Compilación Víctor García








 
 
 

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